NOTA: Transcribimos los principales testimonios de las familias con quienes conversamos sobre la necesidad del agua en su comunidad. Cada entrevistado y entrevistada representa una de las familias involucradas en el proyecto. El número total de testimonios representa una parte del total de familias.
Margarita Maás: “Viera cómo nos cuesta tener agua en la casa. Todos los días tenemos que caminar más de dos kilómetros para ir a traer agua, como vivimos hasta aquí en la entrada, y el agua está hasta allá arriba, nos cuesta mucho”.
Miriam Noemí: “Para todo necesitamos agua, por eso tenemos que caminar para traer agua, de aquí hay más de dos kilómetros y yo voy temprano, como a las cinco de la mañana. Mi marido se va conmigo para ayudarme a traer agua, todos los días tenemos que ir a traer dos viajes. La ropa de mi hijo y la de mi esposo, la voy a lavar al pozo”.
Petrona Caal: “Yo mejor compro agua en el camión, nos venden a Q15.00 el tonel. Y cuando no pasa el carro, voy con mis hijas a traer agua, porque gastamos mucha en la cocina. Por mi negocio no nos queda tiempo para ir a traer toda la que necesitamos, por eso es que compro por dos toneles”.
Elena Chiquín: “Aquí todas las familias se levantan temprano para ir a traer agua porque no hay cerquita. Las familias que tienen hijos pequeños los mandan a traer agua y las que no tienen hijos tienen que ir ellas mismas. Cuando estaban pequeñas mis hijas ellas acarreaban el agua, ahora que ya tienen marido, ellas mandan a sus hijos”.
Emilio Cucul: “No es fácil levantar a los patojos para ir a traer agua, viera cómo cuesta, y cuando no hacen caso, mejor nos vamos todos. Así, de un viaje, traemos algo para medio día. Después de almuerzo nos ponemos a acarrear agua”.
Cayetana Choc: “Aquí mucha pena para tener agua, yo no puedo ir, me canso mucho, ya estoy grande y no tengo hijos chiquitos. En invierno no sufrimos mucho pero ahora, cuando ya casi no llueve, tenemos problema. En puro verano sufrimos mucho, también allá en el pozo se acaba, muy poquito agua sale, no alcanza, somos muchas familias”.
María Inés Cucul: “Sola yo voy a traer agua, en mi casa no hay quien me ayude, sólo me ayudan a gastar el agua. Ay Dios, viera cómo sufro por eso del agua. En la mañana y en la tarde nos juntamos varias mujeres para ir a traer agua. El camino está con mucho monte, y a veces hay culebra. Una vez a una mujer le picó la culebra y ella se enfermó, la llevaron al hospital de Fray, ya mero se moría porque no hay carro, pero gracias a Dios se salvó. Ella ya murió después, pero no de la picada sino del corazón”.
Héctor Chen: “Yo ayudo a mi mujer para traer agua. Y cuando llueve juntamos agua y la guardamos para usarla poco a poco. Ahora ya me junté con mi mujer pero cuando estaba con mi mamá me acuerdo que todos los días me levantaba bien temprano para ir a traer agua, y en la Escuela me daba sueño. Todas las familias queremos que nos ayude la cisterna, porque las que más sufren son las mujeres. Los hombres vamos a arreglar el pozo cada tres meses, y eso se va acabar cuando tengamos las cisternas”.
Ofelia Tzuy Tiul: “A nosotros nos queda más cerca, pero a la gente que vive en la entrada o allá por la Iglesia, les cuesta mucho, aquí sólo caminamos como un poquito más de un kilómetro. Yo levanto temprano a mis hijos para que, antes de ir a la escuela, me dejen un poco de agua lista para la comida. Yo espero en Dios que Sagrada Tierra nos ayude. Dicen que ya van a venir los tanques de agua y no miro la hora que vengan”.
Marta Alicia Cucul Choc: “Hemos pasado penas con el agua, nos queda lejos y acarreamos con tinaja o con botes. No hay otra forma. Una vez se organizó la gente con el alcalde, compraron una bomba y pusieron la tubería en la carretera, pusimos unos chorros, pero cuando pusieron a funcionar la bomba, no aguantó y nada se pudo hacer. La gente ya sacó los tubos y los guardó. Ahora cuando llueve, juntamos agua y la guardamos en botellas, galones o cualquier otra cosa. Se necesita mucho tiempo para conseguir agua”.
Juana Cucul: “Mis hijas acarrean agua, también mis nietos van antes de ir a la escuela. Ya no aguantamos la situación. Tenemos que traer agua para cocinar, para lavar platos, para lavar las manos, para hacer bebida y también para los coches y gallinas. Tenemos esperanza que nos ayuden a tener agua. Ya estamos pensando en el verano. Ya va a dejar de llover. No queremos pasar mas pena, por el amor de Dios que nos ayuden”.